Apoderados asaltan las calles. Los objetivos hoy vacíos y planos en la soledad. Escriben; del infinito son silueta. Los aires vibran del pleno placer.
Uno, solo uno de ellos. Recuerda un instante; una nube volar tras lo pasajero, juglar de las sombras que esconde su nombre, tal vez un porque lo impidió, tal vez…
Parpadeo. Todo se vuelve en la situación; suspiro veneno tras el enigma que produce. En mi, casualidades de irracional parecer, sonrojo irremediable, constelación de las mañanas. Pienso. Eso no existe en flor.
- Mi querido Worren, hacia tiempo que no le veía, supe de vos en cierta ocasión.
- Y que anécdota conlleva mi nombre, querido vecino.
- Lo ultimo que puedo recordad es la anciana a la que asalto…
- OH! Si, no fue un acto forzoso, aquella señora pretendía apoderarse de mis vienes.
- Nunca fui de opinar, desconfió de las palabras.
- Hace bien abuelo, tendremos el placer de dialogar apaciblemente en otra oportunidad.
- Ha sido un placer, majestad.
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