Aquí veré, remendando el alma al salir, sin mediar entre usted y la sal seré, eso que añora el partir. Tal vez, si hoy la encontrase, precipitándose. Con sus alas, abrigando la nada, que es calma al caer. Y en mis manos el fin, mientras veo desvanecerse la sed, carmín que dejo en la piel, clara piel
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