Un tenue recuerdo escapa de mi memoria sin pedirme permiso, el sofá complacía y mas aun con su presencia, mi cuerpo se conformaba con dormir cerca de su piel y descubrir la fragancia de los jazmines, aunque mi cabeza no cesaba ante la imagen que en antaño se diluía… una tras otra, mi cordura me llamaba sin cesar. Esos fotogramas que mi mente dibujaba, sobre su partida hacia algún destino que no suelo recordar atacaban mis segundos de nostalgia, de cierto modo vivida en pasados, pero no mas pensé en eso.
De reojo, atrapados entre pestañas mis focos benévolos contemplaban sus gestos mas humanos, una sonrisa desplegada que derretía las velas que ofrecí sin previamente estudiarlo, la sutil mano estirada, hallando sobre la mesa una caja con tabaco, el humo expirado de sus pulmones bailaban en la mezcla del aire, sostengo la copa que suda al contemplarla tan frágil, simulaba ser perfecto sabiendo el imposible.
En ciertos momentos del film dejaba de ser persona para dedicar el instante a su respiración, susurrando en un oído débil bajo un entorno mortal, me elevaba en las agujas que despertaban su interés, pero siempre terminaba regresando a la realidad, a esa utopia que le ganaba a mis deseos y nunca dejara de ser ficción.
¿Por qué sentir tanto, para que? Con que fin, Será que en su lado me siento feliz y en parte comprendido, quizás un pestañeo de ella me baste para sonreír o un bostezo para soñar, tal vez imagine demasiado, extienda los argumentos y los pinte con un poco de mi, lo probable es que ya no cambiemos, y tras esperar veinte años de necesidad terminara la expedición de mis lamentos, suena trágico… y un porcentaje lo es.
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