30 dic 2008

insomnios ginebra

- quizás te extrañe la forma de caminar que tenga, o los bolsillos vacíos. Lo mas seguro es que te parezca raro, o mas grave aun… normal.

Lo normal para mí, o para mis días es transcurrir, de la manera que sea, pero hacerlo, ya que el hecho es llevarlo a cabo de la forma más ocurrente. También te puede preocupar mi dificultad. Cuando me refiero a dificultad es a la conjugación que uso al hablar, o el sonar de las monedas sobre esta mesa. Pensándolo bien, es mejor no hablar de mí, ni de los inconvenientes que poseo. No dialoguemos, hagamos que se muevan estos ojos…

La almohada no me busca, ni siquiera me desea, ¿Quién querría desear a una persona que deja pelos sobre algo cada mañana? O peor, ¿Quién soportaría mi humor matinal? Por que no soy de esa clase de gente que al despertarse fluye en energía y optimismo, no. No. Más bien me considero como algo inhabitable en las albas, marchito por los sueños pasados. Fruto de ellos.

Algo se, como supuse…

Se que para el amanecer faltan algunas horas, también se que la comida es insípida al constiparse. No dudo en el alcohol y su efecto estimulante y ni mucho menos en otras cosas que no se lo que son. Y aunque lo son, no tienen el derecho de ser algo.

¿Por qué? No le encuentro solución, es probable que no la tenga, ¿y a quien le importa? ¿Quien leerá con esmero esta bazofia al saborear el primer café del día?

Espero ser el único.

Lo que realmente conozco es el desprecio que siento al escribir sobre mi mismo, como un monologo, una novela china, cosa que todo el mundo considera como una perdida de tiempo, y lo es. Se también que lo es porque en este instante mi cabeza no piensa, nunca lo hace, pero aparte de esta intervención sanguínea se que no puedo dejar el ritmo, nadie lo impide, incluso yo me asusto.

¿Hablar de ella? Seria mas humano, mas mio. Y de nadie más. ¿Y que saber sobre esta agradable sinfonía?, realmente debería confesar que pocas cosas en mi inexistente vida aceleraron el pulso de tal manera. Quizás algún viaje astral haya conseguido cierto efecto similar, pero lo dudo. Ella no duda, y se hace presente en esta piel y en su sangre, se vuelve fuerte, intensa, agónica la podríamos llamar.

Ahora no se de que hablo, si de ella, del sentimiento, o del impaciente que acuchilla mis horarios, no lo se. Pero es agradable saber sin hacerlo, porque de cierto modo soy libre por unos instantes, tanto como para revelar fortunas, para quemar recuerdos.

Si de recuerdos se trata no olvidare nunca esa tarde, de algún mes, de X año, en donde las chicharras irrumpían el silencio y las gaviotas gobernaban la superficie del mar. Poco interesante, casi nulo.

Conversaba, no me acuerdo sobre que, pero si con quien.

Dos sujetos, enredados en harapos viejos, sucios e infectos. No era suficiente, continuaban conmigo, hacia cierto punto, parodiando sobre cosas. Supongo que eran palabras sin sentido. En el caso de que tuviesen alguna causa haría un esfuerzo por recordarlas, pero no se hace efectivo.

Igualmente no es adonde deseo llegar, tampoco se adonde llegare. Tal vez mañana, u otro día.

Caminábamos, los tres. No descansamos en ningún un paso, ni nos detuvimos enfrente de los cristales a observar las delicadas joyas que enterneces a las damas, ¿Qué importa toda esa baratija vulgar?, ya no se sabe robar un corazón. Pedimos a cambio la moneda del bribon para atesorar nuestros efectos más carnales. Nos olvidamos de la ternura, de la pasión y el afecto, no… ya no hay cabida para eso. Supongo.

Las cartas cambiaron, se movieron por así decirlo. Si es que decirlo supone una obligación grata.

No lo supe nombrar hasta hoy en día, ni nadie lo sabría nombrar. ¿Cómo se describe en una sola palabra la perfección? Perfección visual en primera instancia.

El viento jugaba a distraerme, no lo conseguía. Y me detuve. Sin más.

Del otro lado de la calle, donde los cielos traman sus planes y las flores rejuvenecen al llover, adonde tantas cosas suceden que mi vista no alcanza a descubrirlas la encontré.

Si, y no engaño a nadie, como mucho a mi mismo. Pero fue lo mas bello que me supo pasar un día cualquiera, en algún sitio, bajo cierta situación. Era improbable, pero era.

Hoy, sentado. Esta noche ya se que es lo que no decir, que es algo, o un mínimo de ello. Se que no digo mas, aunque reviente y mi sangre sea el tapiz, tantas cosas… no me arrepiento de nada, no me arrepiento de sentirla en mi pulso.

1 comentario:

pomelorocker dijo...

che man para con la droga! sos un Artaud con 34 kilos de LSD...
JAJAJA

BUENO CUIDATE Y FELIZ AÑO!

FEDE!